Siembran en mi güertu

miércoles, 10 de junio de 2015

Lágrimas negras


 Ya llovieron trece primaveras desde que Bebo Valdés y Diego el Cigala dieran un recital vestido de rímel y sal. Me enamoré en aquellas fechas de una voz que por singular y potente te rompía de dentro hacia fuera y también pudo conmigo el mágico y veterano ritmo del maestro Bebo. Un trabajo para mi irrepetible, Niño Josele, Javier Colina, el piraña…  Ellos me hicieron sentir en algún momento como El señor del aire, hicieron que aspirase la Niebla del riachuelo e incluso que bebiese de la fuente de Bebo.  Pero ante todo me hicieron soñar, soñar con unas lágrimas negras que desde entonces me obsesionan, las busco, las espero…


Cuesta un tiempo aprender a dejar que el salitre habite en nuestro rostro; es un aprendizaje difícil pero intenso y  el día que descubres lo bien que sientan las lágrimas de la emoción, las de la alegría, aprendes también que las corazas son para quien las quiera, pues es maravilloso dejar que cualquier vibración te atraviese las entrañas, una voz, el compás de un cajón o ese contrabajo grave y penetrante que estremece los intestinos pegándolos a la mismísima garganta.


   Y hoy es también una guitarra la que recuerda las lágrimas, una melodía, los años que pasan y otras artistas, soñadoras,  virtuosas de la palabra y la nota, del abrazo y del cariño… virtuosas al fin y al cabo. 



Más de una hora de lágrimas garantizada...